Pablo Neruda empezó a construir en 1953 una casa en Santiago, para Matilde Urrutia, su amor secreto de entonces. En su honor la bautizó "La Chascona", que era el apodo que él le daba a ella por su abundante cabellera rojiza.
La construcción fue encomendada al arquitecto catalán Germán Rodríguez Arias. Cuando éste vio el terreno tan empinado vaticinó que los habitantes de la casa estarían condenados a vivir subiendo y bajando escaleras. Proyectó la vivienda orientada hacia el sol, lo que significaba vista a la ciudad. Pero Neruda quería vista a la cordillera, así es que dio vuelta la casa en el plano. No fue ésta la única intervención del poeta. Germán Rodríguez tuvo que reconocer que la casa terminó siendo una creación más de Neruda que de él.
"La Chascona" tuvo su muerte y su resurrección. El 23 de septiembre de 1973, días después del golpe militar que derrocó al Presidente Salvador Allende, Neruda muere en la Clínica Santa María de Santiago. "La Chascona" había sido objeto de actos de vandalismo. La acequia que tanto amó el poeta fue obstruida con lo cual se inundó la casa y hubo que tender tablones sobre el barro para trasladar sus restos, ya que Matilde Urrutia insistió en que fuera velado allí.
Matilde se esmeró en reparar los daños de la casa que había construido junto a Neruda, y siguió viviendo en ella hasta su muerte en 1985. Así "La Chascona" fue renaciendo y actualmente es una casa museo destinada a difundir la vida del poeta al posibilitar el acceso a los ambientes íntimos en los que vivió y creó. Abrió sus puertas como museo, el año 1986, comenzando con vistas personalizadas.
En "La Chascona" se conservan entre otras colecciones, una interesante pinacoteca, con obras de pintores chilenos y extranjeros, en especial latinoamericanos. También hay una colección de tallas africanas en madera y otra de muebles y objetos del diseñador Piero Fornasetti. El conjunto es un reflejo del particular estilo de Neruda para ambientar sus casas